Proverbios 20:3 Honra es del hombre dejar la contienda;
Mas todo insensato se envolverá en ella.
Dios
desea que sus hijos vivan vidas piadosas en sus relaciones interpersonales,
pero esto puede ser estorbado cuando tenemos una conducta contenciosa, o cuando
nos relacionamos con una persona de conducta contenciosa. ¿Qué efectos puede
traer a mi vida la contienda? ¿Cuál es la conducta apropiada según la Biblia?
¿Qué estrategia debo seguir para no caer en la telaraña de la contienda? En las
próximas líneas intentaremos dar respuesta a estas interrogantes, con el
objetivo de reflexionar en los efectos de la contienda, conocer cuál es
el pensamiento de Dios al respecto, y así podernos formular estrategias para
evitar la contienda, logrando con esto dar honra a Dios con nuestras vidas.
Descripción del contencioso
Lo
primero que debemos poner en claro es que la conducta contenciosa es de
procedencia diabólica (Stg 3:13-16) según nos dice Dios por medio de Santiago,
la contención genera confusión y todo tipo de obras perversas, esto es
entendible cuando comprendemos que los intereses que persigue el hombre contencioso
giran alrededor de su ego, el hombre contencioso no busca aclara algún punto
obscuro, no busca ayudar a su prójimo a conocer la verdad, su intereses es
mundano, ya que su meta es demostrar su superioridad, un ejemplo claro es el de
Fil 1:16, algunos estaban predicando a Cristo con tal de incomodar a Pablo, su
interés mundano era simplemente crear un conflicto, por eso Santiago nos indica
que la contienda genera obras perversas, por otro lado existen personas que su
trasfondo familiar ha sido violento y han adquirido un estilo de vida de
violencia, ¿es inocente o culpable de su mala conducta? Aun en este tipo de
personas recae la responsabilidad sobre sus hombros, al poder decidir romper
con ese estilo de vida, pero en vez de dejarlo lo continúan (Rom 2:9), la polémica
es su estilo de vida familiar, creo que todos conocemos alguna familia que está
fuertemente marcada por esta característica, “son polemistas”, tienen esa
facilidad de convertir en contienda cualquier comentario, aún una mira puede
ser usada para crear alguna rencilla, este tipo de personas no se sienten
valiosas, si no logran iniciar un fuego entre las personas con las que convive,
normalmente dedican gran parte de su vida y esfuerzo a estar indagando en las
vidas de otros con el fin de encontrar algún motivo que pueda ser empleado en
sus propósitos impíos.
Podemos
encontrar algún tipo de descripción del hombre contencioso en diferentes versos
de la Palabra de Dios, veamos algunos.
Fil.1:16,
en este pasaje podemos notar que el hombre que busca la contienda no es un
creyente con intenciones piadosas, sino una persona que busca el mal de su
prójimo. En Stgo 3:13-16, vemos que el hombre contencioso practica una conducta
diabólica. Prov. 13:10. El hombre contencioso es una persona movida por su
soberbia, ya que el producto de la soberbia es la contienda. Prov. 15:18; 29:22;
30:33, Es una persona que no controla su ira y busca airar a los demás
provocando así contiendas. Prov. 18:6, El necio provoca contiendas. Prov.
16:28, Su perversidad levanta contiendas. Prov. 26:21, Las personas que
acumulan rencores suelen desbocar ese rencor armando contiendas, probablemente
pretende apaciguar su ira viendo la perdida de paz de los demás.
¿Podría un cristiano ser contencioso?
Según nos
dice 1 Cor. 3:3 y Gal 5:16,20, la contienda es una conducta propia de la carne,
los hermanos de corintios, los cuales habían entendido y creído la doctrina de
los apóstoles con respecto a la salvación y por haber creído ahora eran hijos
de Dios, a pesar de esto Pablo les llama carnales, no quiere decir que han
perdido la salvación, el apóstol estaba seguro de esto, entonces ¿Qué motiva a
Pablo decirles carnales a los hermanos de corinto? Es evidente en el texto, que
sus obras estaban reflejando el frutos de la carne, en Gálatas 5:19-21, Pablo
presenta un listado de características del fruto de la carne, este fruto era
visible en la conducta de los hermanos de corintios quienes habían dividido la
Iglesia que es el cuerpo de Cristo en grupos partidistas, ¿Era esto lo que Dios
quería de la Iglesia? ¿Será el propósito de la Iglesia la exaltación del
hombre? ¿El líder humano es el objeto del culto?, Cristo desea la unidad de su
Iglesia, y que todos, trabajando en unión vean hacia un mismo objetivo, que es
la exaltación de Cristo, el cual es la cabeza de la Iglesia (Efesios 4:14-16), este
es el deseo de Dios, pero este deseo en ocasiones es estorbado por algunos
cristianos inmaduros que practican la contienda, porque la carne esta dominando
su ser, por lo anterior dicho podemos concluir que: si puede un cristiano estar
practicando la contienda, no pierde su
salvación, pero contribuye a que la Iglesia no se desarrolle sanamente, que
otros creyentes sean desanimados, también afecta en la expansión del evangelio,
y en algunos casos llegan a contaminar toda la congregación creando un ambiente
de constantes acusaciones, lo cual no es agradable a Dios.
Sería bueno hacernos un auto examen que pueda
determinar ¿Qué grado de contencioso hay en nosotros? Si aún estamos
practicando esta obra de la carne, es necesario tomar medidas apropiadas para
podernos librar de este pecado destructor.
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